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Cómo cortar una cebolla sin derramar una sola lágrima

Cómo cortar una cebolla sin derramar una sola lágrima

Las cebollas son una adición deliciosa a tantas recetas, pero es posible que las rechace para evitar las molestas lágrimas. A veces simplemente no vale la pena sacrificar tu rímel por el sabor, ¿sabes? Entonces, cuando me topé con un truco que decía que podías cortar una cebolla sin llorar, obviamente estaba intrigado.

Primero, analicemos por qué las cebollas nos hacen llorar tanto. Es algo llamado "proceso lacrimógeno", que según ScienceDaily, es una serie de reacciones químicas que crean un gas que se libera cuando cortamos una cebolla. Diferentes cebollas tienen diferentes niveles de esta combinación química, pero las amarillas, blancas y rojas tienden a tener la mayor cantidad. Cuanto más dulce sea la cebolla, es menos probable que te haga llorar.

Bloqueando el gas para que nunca llegue a sus ojos con cosas como RSVP International Onion Goggles ( $18.91, Amazon ) pueden ayudar, pero no son la opción más elegante. E incluso si no te importa cómo te ves mientras cocinas, es posible que no quieras gastar dinero para resolver este problema culinario.

Como tacaño, eso es exactamente lo que me interesó tanto en probar un truco de Buzzfeed. Hicieron que dos de sus escritores intentaran varios trucos diferentes que pretenden cortar el llanto de la cebolla de raíz, pero uno definitivamente se destacó del resto para mí. Informaron que arrojar una cebolla en el congelador durante unos 30 minutos antes de cortarla evitará que las lágrimas fluyan.

Compré una cebolla amarilla el mismo día que descubrí este truco, así que decidí probarlo yo mismo. Para mí, este tipo particular de cebolla es el peor cuando se trata de lágrimas. A veces noto que mis ojos se empañan cuando ni siquiera soy la persona que los corta, o incluso en la misma habitación. Pero esta vez, dejé que se enfriara en el congelador antes de agarrar mi cuchillo y… ¡funcionó!

Se sintió un poco extraño manipular el bulbo congelado, pero la temperatura fría no hizo que fuera más difícil cortarlo. Tampoco derramé una sola lágrima y aun así se cocinaron muy bien con las otras verduras que salteé para mi cena esa noche.